 |
Millones de espectadores disfrutaron el pasado 1 de febrero de uno de los espectáculos deportivos televisivos más esperados del año, la Super Bowl. Sin embargo, la retransmisión de la final de la NFL, con toda la expectación que genera a su alrededor, es muy similar a la realización de, por ejemplo, un partido de fútbol de la Copa del Mundo.
Una diferencia es la espectacularidad que rodea a este evento deportivo, público multitudinario, actuaciones musicales impresionantes o los miles de raciones de patatas fritas y perritos calientes consumidos por los espectadores del estadio de Phoenix.
En lo estrictamente relacionado con la realización, las rutinas son similares. El juego en vivo se sigue en plano general desde la tribuna, alternando con planos cortos desde pie de campo o desde la grada. En este aspecto es visible una diferencia con los partidos de fútbol, en los que se emplea una sola cámara para el plano máster; mientras que para la Super Bowl se emplearon tres cámaras encargadas de cubrir cada una un tercio del terreno de juego.
 |
Otra diferencia reseñable es el seguimiento que se hace en la Super Bowl a las estrellas de los equipos y a sus entrenadores, mostrando repetidamente las reacciones e instrucciones de los protagonistas a cada una de las jugadas destacadas.
Entre las similitudes, sobresale el impresionante despliegue técnico destinado a grabar todo lo que ocurre en el estadio. En concreto, para la Super Bowl se destinaron 82 cámaras (46 para la cobertura del partido) mientras que en el pasado Mundial de Brasil se emplearon 34 cámaras por partido. Este amplio abanico de cámaras se ubican en distintos puntos del terreno de juego y su señal se emplea principalmente para ofrecer repeticiones de jugadas destacadas desde puntos de vista insólitos que destacan por su belleza o porque ofrecen una mayor cantidad de información.
Comparativa de plan de cámaras de Brasil 2014 y la XLIX Super Bowl
